Coro
¡Oh gloria inmarcesible!
¡Oh júbilo inmortal!
En surcos de dolores
el bien germina ya.
Letra: Rafael Núñez (1887). Música: Oreste Síndici. (Dominio público)
¡Oh gloria inmarcesible!
¡Oh júbilo inmortal!
En surcos de dolores
el bien germina ya.
¡Cesó la horrible noche!
La libertad sublime
derrama las auroras
de su invencible luz.
La humanidad entera,
que entre cadenas gime,
comprende las palabras
del que murió en la cruz.
II
¡Independencia! grita
el mundo americano;
se baña en sangre de héroes
la tierra de Colón.
Pero este gran principio:
«El rey no es soberano»,
resuena, y los que sufren
bendicen su pasión.
III
Del Orinoco el cauce
se colma de despojos;
de sangre y llanto un río
se mira allí correr.
En Bárbula no saben
las almas ni los ojos
si admiración o espanto
sentir o padecer.
IV
A orillas del Caribe
hambriento un pueblo lucha,
horrores prefiriendo
a pérfida salud.
¡Oh sí! de Cartagena
la abnegación es mucha,
y escombros de la muerte
desprecian su virtud.
V
De Boyacá en los campos
el genio de la gloria
con cada espiga un héroe
invicto coronó.
Soldados sin coraza
ganaron la victoria;
su varonil aliento
de escudo les sirvió.
VI
Bolívar cruza el Ande
que riega dos océanos;
espadas cual centellas
fulguran en Junín.
Centauros indomables
descienden a los llanos,
y empieza a presentirse
de la epopeya el fin.
VII
La trompa victoriosa
que en Ayacucho truena,
en cada triunfo crece
su formidable son.
En su expansivo empuje
la libertad se estrena,
del cielo americano
formando un pabellón.
VIII
La Virgen sus cabellos
arranca en agonía
y de su amor viuda
los cuelga del ciprés.
Lamenta su esperanza
que cubre losa fría,
pero glorioso orgullo
circunda su alba tez.
IX
La Patria así se forma,
termópilas brotando;
constelación de cíclopes
su noche iluminó.
La flor estremecida,
mortal el viento hallando,
debajo los laureles
seguridad buscó.
X
Mas no es completa gloria
vencer en la batalla,
que al brazo que combate
lo anima la verdad.
La independencia sola
el gran clamor no acalla;
si el sol alumbra a todos,
justicia es libertad.
XI
Del hombre los derechos
Nariño predicando,
el alma de la lucha
profético enseñó.
Ricaurte en San Mateo
en átomos volando,
«Deber antes que vida»,
con llamas escribió.
Letra: Epifanio Mejía. Música: Gonzalo Vidal. (Dominio público)
¡Oh libertad que perfumas
las montañas de mi tierra!
deja que aspiren mis hijos
tus olorosas esencias.
En protocolo tradicional, el coro se repite tras las dos primeras estrofas.
Amo el Sol porque anda libre
sobre la azulada esfera,
al huracán porque silba
con libertad en las selvas.
II
El hacha que mis mayores
me dejaron por herencia,
la quiero porque a sus golpes
libres acentos resuenan.
III
Forjen déspotas tiranos
largas y duras cadenas
para el esclavo que humilde
sus pies de rodillas besa.
IV
Yo que nací altivo y libre
sobre una sierra antioqueña,
llevo el hierro entre las manos
porque en el cuello me pesa.
V
Nací sobre una montaña,
mi dulce madre me cuenta
que el sol alumbró mi cuna
sobre una pelada sierra.
VI
Nací libre como el viento
de las selvas antioqueñas,
como el cóndor de los Andes
que de monte en monte vuela.
VII
Pichón de águila que nace
sobre el pico de una peña,
siempre le gustan las cumbres
donde los vientos refrescan.
VIII
Cuando desciendo hasta el valle
y oigo tocar la corneta,
subo a las altas montañas
a dar el grito de alerta.
IX
Muchachos —les digo a todos—,
los vecinos de las selvas,
la corneta está sonando…
¡tiranos hay en la sierra!
X
Mis compañeros, alegres,
el hacha en el monte dejan
para empuñar en sus manos
la lanza que el sol platea.
XI
Con el morral a la espalda
cruzamos llanos y cuestas,
y atravesamos montañas
y anchos ríos y altas sierras.
XII
Y cuando al fin divisamos
allá en la llanura extensa,
las toldas del enemigo
que entre humo y gente blanquean,
XIII
Volamos como huracanes
regados sobre la tierra;
¡ay del que espere el empuje
de nuestras lanzas revueltas!
XIV
Perdonamos al rendido
porque también hay nobleza
en los bravos corazones
que nutren las viejas selvas.
XV
Cuando volvemos triunfantes
las niñas de las aldeas
rinden coronas de flores
a nuestras frentes serenas.
XVI
A la luz de alegre tarde,
pálida, bronceada, fresca,
de la montaña en la cima
nuestras cabañas blanquean.
XVII
Bajamos cantando al valle
porque el corazón se alegra;
porque siempre arranca gritos
la vista de nuestra tierra.
XVIII
Es la oración; las campanas
con golpe pausado suenan;
con el morral a la espalda
vamos subiendo la cuesta.
XIX
Las brisas de las colinas
bajan cargadas de esencia,
la luna brilla redonda
y el camino amarillea.
XX
Ladran alegres los perros
detrás de las arboledas;
el corazón oprimido
del gozo palpita y tiembla…
XXI
Caminamos… Caminamos…
y blanqueas… y blanquean…
y se abren con su ruido
de las cabañas las puertas.
XXII
Lágrimas, gritos, suspiros,
besos y sonrisas tiernas,
entre apretados abrazos
y entre emociones revientan.
XXIII
¡Oh libertad que perfumas
las montañas de mi tierra!
deja que aspiren mis hijos
tus olorosas esencias.
Quien toma el juramento (al estudiante):
“Juro por Dios fidelidad a mi bandera y a mi Patria, Colombia, de la cual es símbolo,
una Nación soberana e indivisible, regida por principios de libertad, orden y justicia para
todos.”
Estudiantes: “¡Sí, juramos!”
Quien toma el juramento:
“Si así lo hiciéremos que Dios y la patria nos premien, y si no, Él y ella nos demanden.”
Texto usado en instituciones educativas según Decreto 2388 de 1948 (formulación escolar). Puede variar por plantel.
Basado en la descripción heráldica oficial.
Banco de preguntas: 20. Se muestran aleatoriamente 8 por intento.